enero 31, 2011

Hagakure: Mushin

Armadura Samurai

El Monje Tannen tenía costumbre de decir: "La gente ha terminado por no entender nada porque los sacerdotes ya no enseñan más que la doctrina de Mushin. Lo que se llama Mushin es un espíritu sin mancha y sin complicación. Esto es interesante". La Vía del Samurai.

El Señor Sanenori decía: "En el seno de un espíritu en donde la perversidad no encuentra su lugar, está la vía". Si esto es verdad, la Vía es una. Pero nadie puede comprender esta evidencia en el primer intento.

La pureza no se consigue sin esfuerzo.
 
Kanji para la palabra Ilusión (tomado de japanese symbols.org)

El carácter chino gen puede leerse en japonés maboroshi y significa "ilusión". En japonés, los magos indios se llaman Gen shu sushi o "ilusionistas". Los seres humanos son marionetas aquí abajo. Es por ello que se utiliza el carácter gen para sugerir la ilusión del libre arbitrio.

Abominar del mal y conducir su vida con rectitud se vuelve extremadamente difícil. Ello es bastante sorprendente pero muchos errores tienen por origen la creencia de que es esencial ser estrictamente lógico y colocar la rectitud por encima de cualquier otra cosa. Existe una vía más elevada que la rectitud, pero su descubrimiento no es una cosa fácil e impone una profunda sabiduría. Comparados con esta vía, los principios lógicos son insignificante, en efecto. Aunque para el que no tenga la experiencia de ella o no la conozca, existe una manera de descubrir la verdad, incluso si uno no ha sabido discernirla solo. Esta vía consiste en hablar con otros. Ocurre a menudo que una persona, aunque imperfecta, puede dar consejos juiciosos a otra, porque ella puede dominar la situación exterior, del mismo que el que, en el juego de Go, tiene "la ventaja de ser espectador". Se dice que es igualmente posible discernir sus faltas por la "mirada en uno mismo" y por la meditación, pero también en este caso el resultado es igualmente mejor cuando uno habla con otros. La razón de esto es que se puede superar su propia facultad de discernimiento si uno aprende a escuchar con provecho a los demás y leer libros.

Uno siempre se enriquece de la sabiduría de los Antiguos.

enero 28, 2011

Tomado de Rebelion.org

Hagakure: La perdida de la virilidad


He aquí lo que decía uno de mis amigos. Parece que un tal Doctor Kyon afirma lo siguiente: "En medicina se distingue a los hombres de las mujeres en virtud de los principios del Yin y del Yang; por consiguiente, los tratamientos médicos son fundamentalmente diferentes. Además, su pulso es también diferente. Sin embargo, en el curso de estos últimos cincuenta años, el pulso de los hombres se ha vuelto idéntico al de las mujeres. Desde que me he fijado en este fenómeno, he considerado bueno tratar las enfermedades oculares de los hombres por los medios apropiados al pulso de las mujeres. Cuando intento aplicar a mis pacientes varones los cuidados previstos para ellos, no obtengo ningún resultado". En efecto, el mundo está abordando un período de degeneración; los hombres pierden su virilidad y se parecen cada vez más a las mujeres.

Es una convicción inquebrantable que he adquirido en el curso de mi experiencia personal y que he decidido no propalar. Desde entonces, no olvidando nunca esta reflexión, cuando miro a los hombres de hoy en día, me digo: "Mira, mira, he aquí un pulso femenino". Ya no encuentro prácticamente nunca lo que se llama un hombre verdadero. Debido a esto es por lo que es posible hoy en día ser considerado excelente y acceder a una posición importante con un esfuerzo mínimo. Los hombres se vuelven cobardes y débiles, la prueba de ello está en que, hoy en día, raros son los que tienen la experiencia de haber cortado la cabeza de un criminal con las manos atadas a la espalda. 

Cuando se les pide ser el asistente del que va a suicidarse ritualmente, la mayoría considera que es más hábil evadirse e invoca a excusas más o menos válidas. Hace sólo cuarenta o cincuenta años, se consideraba una herida de combate como una marca de virilidad. Un muslo sin cicatrices era un signo tan destacado de falta de experiencia que nadie se hubiera atrevido a mostrarlo tal cual, prefiriendo infligirse una herida voluntaria. Se esperaba de los hombres que tuvieran la sangre ardiente y fueran impetuosos. Hoy en día la impetuosidad es considerada como una ineptitud. Los hombres de hoy en día utilizan la impetuosidad de su lengua para rehuir sus responsabilidades y no hacer nunca ningún esfuerzo. Desearía que los jóvenes reflexionaran seriamente sobre esta situación actual.

enero 27, 2011

Hagakure: Como ha de ser el Samurai

 Tengo la impresión de que los jóvenes Samurais de hoy en día se han fijado objetivos lamentablemente bajos. Tienen la mirada furtiva de los ladrones. La mayoría sólo busca su interés personal o hacer gala de su inteligencia. Incluso los que parecen tener el alma serena sólo muestran una fachada. Esta actitud no es conveniente. Un Samurai sólo lo es verdaderamente en la medida que no tiene otro deseo que morir rápidamente -y de volverse puro espíritu- ofreciendo su vida a su amo, en la medida donde su preocupación constante es el bienestar de su Daimyo, al que rinde cuentas continuamente, sin cesar, de la manera mediante la cual resuelve los problemas para consolidar las estructuras del dominio. De este modo, Daimyo y servidores deben estar determinados de la misma manera. Es indispensable que nadie, ni siquiera los dioses y los Budas, puedan haceros desviar de la meta fijada.

enero 26, 2011

Hagakure: Previsión

 
El lenguaje militar emplea los términos de "Samurai ilustrado" y de "Samurai ignorante". Un Samurai que ha esperado tenerse que enfrentar con situaciones difíciles para aprender a salir de ellas no es ilustrado. Un Samurai que se preocupa por adelantado de todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo que ocurra, un Samurai ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la acción, antes de la hora. Un Samurai imprevisor, en cambio, da la penosa impresión de arrastrase en una gran confusión y su éxito sólo proviene de una suerte anormal. Sólo un Samurai negligente no considera todas las eventualidades antes del momento de la acción.

No comparto la opinión de los que preconizan una autoridad estricta y constante. Como dice el proverbio: "El pez no vive en el agua clara". Son las algas las que le permiten desarrollarse plenamente hasta su madurez. Es cuando uno pasa de los detalles y no cuida de las quejas menores cuando es capaz de procurar la serenidad a los que nos sirven. La comprensión de este principio es esencial para el que quiera comprender el carácter y el comportamiento de los demás.

Cuando el Señor Mitsushige sólo era un niño, se le pidió leer un pasaje de un libro del Monje Kaion; llamó a los otros niños y a los acólitos para decirles: "Os ruego que os acerquéis y escuchéis. Es muy difícil leer cuando no hay casi nadie que escuche". El monje quedó impresionado y dijo a los fieles: "Es con este espíritu que hay que hacer todas las cosas".

Así predecían en 1931 cómo sería 2011

Tomado de imperioromano.com
 


‘The New York Times’ lanzó en 1931 un reto a varias personas influyentes del mundo de la ciencia, la sociología o la economía: predecir cómo sería el mundo en 2011. Pese a que algunos pecaron de optimistas, sorprende lo bien que nos conocieron hace 80 años.

En su 80 aniversario en septiembre de 1931, el periódico ‘The New York Times’ pidió a destacadas personalidades del mundo de la ciencia, la cultura o la industria, que diesen su visión de cómo creían que sería el mundo en ocho décadas, es decir, en 2011.

Los nombres elegidos para hacer sus predicciones, según abnormaluse, fueron el médico de la Clínica Mayo y co-fundador de WJ Mayo, el famoso industrial Henry Ford, el anatomista y antropólogo Arthur Keith, el físico y Premio Nobel Arthur Compton, el químico Willis R. Whitney, el físico y premio Nobel Robert Millikan, el físico y químico Michael Pupin, y el sociólogo William F. Ogburn.

“Los Estados Unidos alcanzarán los 160 millones de habitantes”, aseguró William F. Ogburn, una cifra algo alejada de la realidad, ya que en el último censo realizado a finales de 2009 contaba con 308 millones, casi el doble de lo que predijo el sociólogo. Sin embargo, teniendo en cuenta la dificultad de lo que se les pedía, hay que reconocer que estos visionarios no lo hicieron del todo mal. De hecho el mismo Ogburn dió en el clavo en varios aspectos relacionados con el ritmo de vida actual.

“El progreso tecnológico, con su ley exponencial de crecimiento, es la clave para el futuro” aseguró el sociólogo, “sin embargo, la heterogeneidad de la cultura material conllevará el nacimiento de lenguajes que sólo los especialistas podrán entender. El paisaje se transformará a causa de la tecnología y disminuirá el número de agricultores”.

El sociólogo también fue capaz de ver aspectos relacionados con la vida familiar ya que aseguró que aunque ésta no se destruiría sí sería menos estable en los primeros años de vida matrimonial con un mayor número de divorcios de los que había en 1931. Asimismo, fue capaz de predecir la emancipación de la mujer, “su vida será más parecida a la de los hombres y pasarán más tiempo fuera del hogar”.  No obstante, el sociólogo fue demasiado optimista en algunos casos ya que aseguró que la pobreza sería eliminada.

Por su parte, el Doctor Mayo  también estuvo muy acertado al afirmar que las enfermedades contagiosas e infecciosas se habrían superado en gran medida y que las principales causas de muerte serían las enfermedades ligadas al corazón, vasos sanguíneos, riñones, enfermedades del sistema nervioso y cáncer. Además predijo que la esperanza media de vida en los EEUU sería de 70 años. El médico no iba tan desencaminado ya que el promedio es de 77,9 años.

El antropólogo Arthur Keith advirtió ya en 1931 de los peligros que podría entrañar un exceso de especialización y para ello ponía un ejemplo: “Hace ochenta años la medicina se dividió entre los tres órdenes de especialistas - médicos, cirujanos y matronas” afirmó el experto al periódico, “ahora hay más de medio centenar de distintas ramas especiales para el tratamiento de enfermedades humanas. Es este aspecto de la vida - su especialización cada vez mayor - que me asusta”.

El empresario Henry Ford, predijo apenas dos años después del crack del 29, que en los siguiente 80 años se iba un producir un “repaso y rediseño” de la “máquina económica no para hacer algo diferente a lo que tenemos, sino para conseguir que la máquina actual haga lo que han dicho que puede hacer”. La observación asusta teniendo en cuenta que 80 años después seguimos sin saber qué teclas hay que tocar para hacer que esa máquina funcione como es debido.

Robert Millikan aseguró que “la difusión del método científico, que ha sido profundamente significativo para la física, está a punto de ser utilizado para solucionar problemas de índole social”.
Por su parte, el científico Michael Pupin se mostró optimista en lo que se refiere a la mejor distribución de los recursos económicos.

“Los grandes inventos que han sentado las bases de nuestras industrias modernas y de la civilización industrial han nacido en los últimos ochenta años. El poder actual para crear riqueza nunca ha sido igualado en la historia de la humanidad pero nos falta todavía la sabiduría necesaria en lo referente a la distribución equitativa de la riqueza que se crea. Por lo que puedo profetizar que durante los próximos 80 años esta civilización corregirá estas deficiencias con la creación de una democracia industrial que garantice a los trabajadores una distribución equitativa de lo producido por su trabajo”.

El último de los “visionarios” fue Compton que predijo que las fronteras nacionales poco a poco dejarían de tener la importancia de 1931 y estuvo acertado al afirmar que China “con sus excelentes recursos naturales” tendría “un papel prominente en los asuntos mundiales”.
 
Las predicciones no están nada mal si tenemos las diferencias culturales, políticas y sociales que existían hace 80 años. Y tú… ¿te atreves a predecir qué pasará en 2091?

enero 25, 2011

Hagakure: La Critica a Los Demás



Kanji cuyo significado es crítica, comentario, consejo (tomado de japanese symbols.org)

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurai. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo. La mayoría de las personas se imagina que es por gentileza que dicen a los otros lo que no desean oír y si alguna vez sus críticas son mal acogidas, piensan que los otros son incurables. Tal manera de pensar no es razonable. La misma da tan malos resultados como colocar a alguien en una situación embarazosa o bien si alguien nos insultara. Esto no es muchas veces más que una mala manera de sacar lo que nos pesa en el corazón.

La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras. Luego interviene el tacto. Hay que sentir el buen momento y la buena manera de ejercer su crítica - por carta o al regresar de una reunión particularmente agradable-. Hay que empezar comentando sus propios fallos y luego llevar a su interlocutor a comprender, sin pronunciar más palabras de las necesarias.

Hay que alabar sus méritos; esforzarse en darle ánimos, en preparar su humor; volverlo tan receptivo a las observaciones del mismo modo que el hombre sediento lo es al agua. Es entonces cuando hay que corregir sus errores. La crítica constructiva es delicada.

Sé por experiencia que las costumbres malas y antiguas, no ceden sin fuerza. Me parece que la actitud más verdaderamente caritativa consiste, para todos los Samurais al servicio de un mismo Daimyo, en ser benevolentes y amistosos los unos con lo otros, corregir mutuamente sus errores para servir luego al Daimyo.  Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo. ¿Cómo podría ser de otro modo?

enero 24, 2011

Hagakure: Decisiones

Palabra japonesa para "Decisión" (tomada de japanese symbols.org)

 Poseemos muy poca sabiduría; sin embargo, tenemos una gran tendencia a referirnos a ella para resolver nuestras dificultades. Debido a que nos preocupamos esencialmente de nosotros mismos, nos desviamos de la Vía del Cielo y nuestras acciones se vuelven malas. A los ojos de los demás, somos despreciables, débiles, limitados y totalmente ineficaces. Cuando nos sentimos incapaces de una competencia verdadera es preferible apelar a alguien más sabio. No estando personalmente implicado, tal vez pueda revelarse como un juez preclaro -ya que no tiene un interés propio-. Estará en medida de aconsejar la elección más juiciosa.
Si observamos a un hombre que toma sus resoluciones de esta manera digna de notarse, sabemos que está resuelto, autónomo, digno de fe y enraizado en la realidad. Su sabiduría, alimentada por los consejos de los demás, puede compararse a las raíces de un gran árbol de follaje espeso y denso. Existen límites a la sabiduría del ser humano, arbusto débil, sacudido por el viento.

enero 21, 2011

El lenguaje de los gatos

Tomado de: Hagar fácil- El Lenguaje de los gatos. Conoce a tu gato



Los gatos, como todos los seres vivos, necesitan utilizar un lenguaje para comunicarse con otros seres (bien sean gatos, humanos, etc), por ejemplo para delimitar un territorio, cuidar a sus crías, hacer notar una amenaza o avisar de un peligro. Ya que no pueden "hablar", utilizan unos signos para entenderse y hacerse entender. Los signos pueden ser de dos tipos principalmente
- Signos de naturaleza fugaz: mímica, gestos, voces.
- Signos de naturaleza perdurable: marcas de olor, principalmente.
 
Hasta hace poco tiempo se pensaba que los gatos eran animales asociales y solitarios. Sin embargo, la etología actual expone que los gatos, sobre todo los domésticos han creado una organización social compleja, en la que se incluye el lenguaje intra e interespecífico (entre gatos y con otras especies).


Mímica
El gato posee un buen número de músculos en la cara que le permiten realizar gran cantidad de gestos combinándolos con movimientos de orejas, bigotes, pupilas y pelos. Por ejemplo, las orejas dirigidas hacia delante indican un interés amistoso y diversos grados de interés según dirija los músculos de la frente hacia arriba o hacia el centro. En el caso de que las doble hacia atrás y los lados está señalando su disposición para la defensa, miedo y huída. La disposición de los bigotes en forma de abanico también se encuadran dentro de este grupo de expresiones. Si los tiene hacia los lados y poco extendidos indican tranquilidad, placer, buen humor e incluso indiferencia. Los bigotes extendidos hacia delante y vibrando señalan tensión y actividad inminente. Si están replegados hacia atrás, es señal de timidez y retraimiento.
 
Las pupilas estrechas expresan tensión, gran interés y amenaza agresiva, y las dilatadas indican miedo, sorpresa y defensa, aunque aquí el problema principal es que la modificación de las pupilas depende de la cantidad de luz ambiental. Aún así, las pupilas dilatadas indican una emoción creciente o bien que tiene hambre.
 
La apertura de los párpados también expresa el estado de ánimo. Los suele abrir mucho ante los extraños, indicando un estado de vigilancia, mientras que en una situación controlada y relajada, como por ejemplo ante su dueño, suele mantenerlos entreabiertos.
 
El bostezo indica principalmente que todo va bien y el gato se encuentra tranquilo. Hay dos movimientos de los labios que son característicos de los felinos: el "flemen" y el gesto defensivo de los grandes felinos. El flemen es una curiosa expresión del rostro que se produce ante determinados estímulos olfatorios. El gato abre ligeramente la boca y eleva la nariz y el labio superior, produciéndole unas arrugas características en la zona que parecen indicar que es un momento de intenso placer para el gato.

 
Gestos
Aquí se incluyen todos aquellos movimientos que se realizan con la cabeza, el tronco y las extremidades, incluyendo los movimientos de la cola y la capacidad para erizar el pelo. Si mantiene la cabeza ladeada, está indicando su disposición a un acercamiento. El gato que se sienta superior se acercará con la cabeza alta, y el de rango inferior la bajará un poco.Según los etólogos, el gato puede transmitir 12 señales con la cola. Si está recta, indica amistad. Si la eriza señala agresividad. Si la arquea, el gato está a la defensiva. Si la arquea sólo suavemente señala gran interés por el amo, sobre todo cuando le prepara la comida. Si agita la cola al aire fuertemente está en un estado de gran nerviosismo, incluso enfadado. En cuanto al lomo, si el gato redondea la espalda significa que desea ser acariciado, pero si la arquea mucho está muy irritado. 
 
Voces
El gato dispone de un amplio repertorio de sonidos para comunicarse en distintas situaciones. El gato usa unos sonidos específicos en su conversación con el ser humano, que no usa con los demás gatos. Actualmente se piensa que el ronroneo se produce por la contracción rítmica de los músculos de la laringe, en el que interviene también el diafragma. El ronroneo aparece inmediatamente después del nacimiento, y es un signo de dependencia del gatito hacia la madre, que mediante este sonido puede reconocerlo. En el gato adulto es el recuerdo de una actitud infantil, que indica la subordinación al amo que le da comida. Expresa satisfacción y placer, y puede ser provocado incluso por una voz conocida, sin necesidad de contacto físico directo.
 
Además del ronroneo y de los "murmullos" producidos con la boca cerrada, el gato dispone de un enorme conjunto de sonidos que se dividen en dos categorías. En la primera se incluyen los maullidos emitidos con la boca abierta y luego inmediatamente cerrada. A estos se les llama "vocales". Constituyen el auténtico vocabulario del gato, y tienen una gran variedad de sonidos y modulaciones de voz. Cada maullido es un mensaje perfectamente identificable. En la segunda categoría están los sonidos de mayor intensidad, que suelen utilizar sobre todo para comunicarse con los demás gatos.

Señales olfatorias
Desde que nace, el gatito tiene un sentido del olfato muy desarrollado que le sirve de contacto con su madre, ya que nace sordo y ciego. En ello influye sobre todo la presencia de un órgano que sólo tienen los gatos, los perros y los conejos: el órgano de Jacobson. Este órgano permite que el gato reconozca las sustancias químicas presentes en el aire y las clasifique y diferencie correctamente.
 
Los gatos, además de poseer su propio olor corporal, como todos los mamíferos, poseen una serie de glándulas cutáneas que segregan sustancias aromáticas. Estas glándulas se encuentran en las mejillas, la barbilla, la planta de los pies, el dorso, la raíz de la cola, además de las glándulas anales y genitales. En los grupos de gatos estas sustancias aromáticas se comparten entre todos los miembros para establecer la pertenencia al grupo.
 
Esto también ocurre en los gatos domésticos. Nuestros gatos, aunque convivan solos con humanos, tienen la costumbre de impregnar toda la casa y sus habitantes con su olor. Así, cuando caminan por la casa suelen hacerlo rozándose con las esquinas de las paredes, los muebles o las piernas de los humanos. De esta manera impregnan con la sustancia olorosa desprendida de la base de su cola a su madre gata o "sustituto humano", demostrando de esta manera su dependencia hacia ellos. Lo mismo se puede decir de los roces de sus cabezas contra la cara, manos o cualquier otra parte del cuerpo de su humano. Es su forma de decirnos que nos aceptan en su grupo, pues una cosa muy curiosa en los gatos es que nos consideran también como gatos. Por tanto, su comunicación gestual con nosotros es idéntica a la que utilizan con sus congéneres. El único rasgo distintivo del lenguaje felino en relación al humano es la utilización del maullido, que sólo usa con éste y no con los demás gatos.
 
El término "comunicación" es muy amplio, y durante mucho tiempo la arrogancia humana ha impedido observar que los animales también tienen un amplio vocabulario. Entre el gato y el humano se produce una comunicación "natural" sin necesidad de aprendizajes de ningún tipo. Los humanos que conviven con gatos suelen comprender perfectamente las necesidades comunicativas de sus mascotas, su sensibilidad y disposición a "escuchar" a su gato es lo que hace posible que esa comunicación sea bidireccional.

Taxonomía del Pesimismo

Hagakure: Los Cuatro Votos


Algunos son capaces de actuar con sabiduría cuando la ocasión lo requiere. Otros se ven obligados a permanecer despiertos largas horas, presos de angustia, antes de descubrir la solución correcta al problema planteado. Pero aunque estas deferencias innatas sean en cierta medida inevitables, cada uno puede alcanzar dones de sabiduría insospechada adoptando "los cuatro votos".

Parece que cualesquiera que sean los dones personales, cualquiera que sea la dificultad del problema, a una reflexión suficientemente larga y profunda. En tanto uno funda su razonamiento sobre el "Yo", puede ser muy prudente y astuto pero no sabio.

Los seres humanos son insensatos y les es difícil abandonar su "Yo". A pesar de todo, un individuo enfrentado a una situación complicada tiene grandes posibilidades de encontrar una solución, si llega a abstraerse momentáneamente del problema, concentrándose sobre los "cuatro votos" y abandonando su "Yo".

enero 20, 2011

Hagakure: Tácticas Militares

 
En las Notas sobre las Reglas Marciales, está escrito lo siguiente: "Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga de diez mil hombres."

Cuando uno intenta tomar el castillo de un enemigo y es necesario retirarse, hay que replegarse, no siguiendo la carretera principal sino las carreteras secundarias. Se debe tender a sus muertos y heridos con el rostro girado hacia el enemigo. Es evidente que el guerrero tiene que estar en vanguardia durante el ataque y en la retaguardia cuando la retirada. Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque.

Entre los principios secretos de Yaygu Tajima No Kami Munemori, hay un proverbio: "No existe táctica militar para un hombre de gran fuerza moral." Instruido por esto, cierto vasallo del Shogun fue a ver al Maestro Yagyu y le pidió que lo aceptara como a su discípulo. El Maestro Yagyu dijo: "Me parece que ya sois alumno de una escuela de Artes Marciales. Decidme el nombre de vuestra escuela antes de iniciar nuestras relaciones de maestro-discípulo.
El hombre contestó: "Yo no he practicado jamás un arte marcial.
El Maestro dijo: "¿No habéis jamás aprendido la disciplina de la escuela Tajima Nokami? Tengo la impresión de que sois uno de los maestros del Shogun". 
El hombre juró que no. El Maestro le preguntó entonces: "¿Tenéis algún tipo de convicción profunda?
El hombre contestó: "De niño tomé conciencia de que el Bushi es un hombre que no debe arrepentirse de su vida. He enterrado este pensamiento en mi corazón durante muchos años y ello se ha vuelto una convicción. Por ello, jamás pienso en la muerte. No tengo ninguna otra concepción fuera de ésta." 
El Maestro Yagyu quedó muy impresionado y dijo: "Mi intuición no me ha engañado. El principio más profundo de la táctica marcial es el que vos poseéis. Hasta ahora, de cientos de discípulos que he tenido, ninguno ha alcanzado este principio. No es necesario prepararos con el "sable de madera" (boken). Voy a iniciaros inmediatamente." Enseguida le dió un pergamino. Esta historia ha sido relatada por Muragawa Soden.
 
Efigie de Yagyu Munenori (tomada de wikipedia.org)

Si alcanzáis demasiado rápido la gloria, la gente se volverá vuestro enemigo y no seréis de ninguna utilidad. Si os eleváis progresivamente en el mundo, las personas serán aliados vuestros y seréis felices. A la larga, que hayáis sido rápido o lento, en cuanto hayáis adquirido la comprensión de los otros, nada os amenaza. Se dice que la suerte que os es dada por otros es la más segura.

enero 19, 2011

Hagakure: Las Raíces

Kanji para la palabra "raíz"

El árbol genealógico del Señor Soma, sobrenombrado el Chiken Marokoshi, era el más elaborado del Japón. Un año en el que su hacienda se incendió y estuvo a punto de ser destruida, el Señor Soma dijo: "Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar. Lo único que lamentaré es no haber podido salvar mi árbol genealógico, que es un tesoro de familia de lo más precioso." 
Allí estaba un Samurai y dijo: "Voy a entrar en la casa y traerlo." 
El Señor y los demás se pusieron a reír, diciendo: "La casa es ya pasto de las llamas, ¿cómo lo conseguiréis?
Aquel hombre no había sido jamás muy hablador y no había sido particularmente diligente pero era alguien que iba hasta el final en todo lo que hacía. Dijo también: "Hasta ahora no he sido de una gran utilidad a mi amo, porque no he sido muy cuidadoso, pero he vivido con la idea de que un día mi vida podría ser útil. Me parece que este momento ha llegado."
Entonces se lanzó a las llamas. Cuando el incendio fue apagado, el amo ordenó: "¡Que se encuentre su cadáver! ¡Qué gran pérdida!
Después de haber buscado por todas partes, se descubrió su cuerpo en el jardín próximo a los apartamentos; cuando se le dio la vuelta, salió sangre de su vientre. El Samurai se había abierto el vientre y en él había colocado el documento para que permaneciera intacto. A partir de ese día, se sobrenombró este documento "la genealogía de la sangre".


En el Koyogunkan, alguien dijo: "Cuando estoy frente al enemigo, siempre tengo la impresión de que penetro en las tinieblas y a causa de esto he sido herido gravemente... sin embargo, vos que habéis combatido con tantos hombres valientes jamás habéis sido herido. ¿Cómo es posible esto?
El otro contestó: "Cuando me enfrento con el enemigo, es desde luego como si penetrara en las tinieblas. Pero enseguida tranquilizo mi mente, todo se vuelve como una noche iluminada por la pálida Luna. Si ataco en este momento, sé que no seré alcanzado." Esta es la situación en el momento de la verdad.

enero 18, 2011

La policía italiana asegura haber descubierto la tumba de Calígula

Nota periodística aparecida en el diario español El Pais.com, aunque el escepticismo siempre aparece en este tipo de noticias rimbombantes.

Busto de Cayo Calígula en el Museo del Louvre, París (tomado de wikipedia.org)

El anuncio provoca un gran escepticismo entre los estudiosos

La tumba de Calígula, el emperador romano que es sinónimo de todo lo insano y depravado y que en la imagen popular de decadencia y amoralidad romanas está sólo un peldaño por debajo de Nerón, habría sido encontrada cerca del lago Nemi, 30 kilómetros al sur de Roma. El anuncio lo ha hecho la policía italiana y se ha hecho eco de él profusamente la prensa internacional. Los especialistas, sin embargo, alzan la ceja y muestran en general gran escepticismo.

El hallazgo se habría producido tras la detención de un hombre que trataba de sacar de contrabando una estatua de 2,5 metros de altura del emperador. El individuo fue detenido junto al lago cuando cargaba un trozo de la escultura en un camión. Además de la villa, Calígula poseía un templo y un palacio flotantes, cuyos restos fueron recuperados en tiempos de Mussolini, aunque destruidos durante la II Guerra mundial. La escultura, que calza botas militares -las caligae de las que deriva el apodo del emperador, Calígula, "botitas", porque las usaba de niño (en realidad se llamaba Cayo Julio César Augusto Germánico)- es de un poco común mármol griego y el césar está sentado en un trono y ataviado con vestiduras de dios. Interrogado, el ladrón condujo a la policía hasta el sitio de procedencia de la estatua. La excavación del lugar iba a empezar hoy.

La historia sin duda es estupenda. Pocos césares romanos hay más (im) populares que Calígula (12 después de Cristo - 41 d. C). Suetonio dejó un retrato terrible de él: caprichosamente cruel y lunático, se lió con su propia hermana Julia Drusila, se disfrazaba de Venus y humilló y aterrorizó a los senadores. Puso a las legiones a recoger conchas y celebró con ellas un triunfo sobre el mar, entre otras excentricidades. Fue novelado por Robert Graves (lo interpretó luego John Hurt en la producción de la BBC de su novela Yo, Claudio -su tío y su-su-sucesor-), llevado al teatro por Camus y erotizado hasta el porno por Penthouse en la película de Tinto Brass con Malcom McDowell.

El actor John Hurt como Calígula en Yo, Claudio.
El actor Malcom McDowell interpretando a Calígula en 1979.
Hallazgos más sorprendentes se han producido en la historia de la arqueología, pero todo invita a la máxima prudencia. Los estudiosos, como la historiadora británica Mary Beard, autora de aclamados libros sobre Pompeya y El triunfo romano, no están nada convencidos de que se haya localizado tal cosa como "la tumba perdida de Calígula", pese a lo bien que suena. De entrada, las fuentes nos dicen que el emperador loco fue asesinado por los pretorianos en su palacio en el Palatino, en Roma. Beard recuerda que según Suetonio, su cadáver fue llevado a los Horti Lamiani, lugar de unos jardines imperiales en el Esquilino, y luego rápidamente incinerado y sepultado bajo una capa de césped. Más tarde fue vuelto a quemar y enterrado con propiedad, pero no hay ninguna evidencia de que lo fuera en Nemi ni de que se construyera una gran tumba. La estudiosa considera inconcebible que el símbolo asesinado de la monstruosidad imperial -con lo que les costó librarse de él- hubiera tenido un gran monumento y además con una gran estatua. Probablemente, las cenizas de Calígula estén en una sepultura modesta en los Horti Lamiani o como piensan algunos en el Mausoleo de Augusto, con muchos otros miembros de la familia imperial.

Notas de otros medios de comunicación:
Caracol.com
Noticiero diario.com.ar
Newser.com

Hagakure: La Rutina

Cuando Hotta Haga No Kami Masamori era paje del Shogun, era tan obstinado que este último decidió someterlo a prueba. Para hacerlo, hizo calentar a blanco un par de sandalias y las colocó sobre un brasero. Masamori tenía por costumbre coger las sandalias colocadas al lado del brasero para ir a recibir a su Señor. Esta vez, en cuanto tocó las sandalias notó la quemadura en las manos. Pero actuó de la manera acostumbrada, así que el Shogun se las quitó rápidamente de las manos.

Uno de los Samurai de Matsudaira Sagami No Kami estaba en una pensión en Kyoto para recoger dinero. Un día que estaba en el portal viendo pasar a la gente, oyó a un transeúnte gritar: "Se dice que los hombres del Señor Matsudaira están enzarzados en un combate."
El samurai se dijo: "Es muy lamentable que mis compañeros estén implicados en un combate. Estos deben de ser los que tenían que ir a relevar a los que estaban de servicio en Edo." 
Se informó sobre el lugar del combate y cuando llegó jadeante, sus compañeros habían sido heridos ya por sus adversarios, que estaban a punto de darles el golpe de gracia. Acompañando su ataque de un grito, golpeó a dos hombres y regresó a Kyoto. Este asunto llegó a oídos del oficial del Shogun que mandó llamar al Samurai para preguntarle: "Habéis ayudado a vuestros compañeros, desobedeciendo con ello al edicto del Gobierno. ¿Cómo es eso?
Él contestó: "Vengo de la provincia y me es difícil entender lo que Su Señoría me dice. ¿Podría volver a repetirlo?
El oficial enfureció y dijo: "¿Está usted sordo? ¿Habéis estado implicado en una pelea, derramado sangre y desobedecido el decreto gubernativo, quebrantando las leyes, sí o no?
El hombre contestó: "Ya había comprendido todo esto. Aunque lo afirméis, yo no he desobedecido voluntariamente a las leyes y no he tenido intención de desobedecer al gobierno. La razón de ello es que todo ser viviente concede a la vida cierto precio y desde luego lo mismo ocurre con los seres humanos. Por mi parte, doy un gran valor a la vida humana. Pero he oído que mis compañeros estaban en peligro y hacer ver que uno no se ha enterado de nada no es digno de la Vía del Samurai. Por ello he corrido para socorrer a mis compañeros. Volver a mi casa, la vergüenza en el corazón, sabiendo que mis amigos han sido asesinados, habría prolongado desde luego mi vida, pero era desobedecer a la Vía. Para seguir la Vía, uno debe sacrificar su preciosa vida. Es debido a esto, a respetar a la Vía y no por despreciar el reglamento, que decidí ir allí. Os ruego, ahora, que procedáis a mi ejecución.
El oficial quedó impresionado, archivó el asunto y escribió al Señor Matsudaira: "Tenéis un valiente Samurai a vuestro servicio. Espero que lo sabréis cuidar como se merece."

enero 17, 2011

Hagakure 葉隠

El Hagakure (葉隠, "a la sombra de las hojas" o "escondido en la vegetación") es una obra literaria japonesa dictada por Yamamoto Tsunetomo a uno de sus aprendices entre 1710 y 1717, inspirada en el célebre código Bushidō. 

Portada del Hagakure en su versión argentina.

En los años de Tsunetomo muchos bushi despreciaban las viejas usanzas de los de su clase y se enriquecían con ardides considerados innobles por las personas civilizadas del Japón de la era Tokugawa, como el comercio (en aquella época los comerciantes eran el último eslabón de la pirámide social en Japón). Esto le movió a escribir este libro en el que se describe por primera vez el bushidō, es decir el código guerrero de los samurái.
Nos expone la vía del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental presentan al Bushi. Bushido es la aceptación total de la vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla cotidiano. Para el Samurai, la vida es un desafío, y la muerte es preferible a una vida indigna o impura. Esta es la noble y espectacular lección del Hagakure. Mantenido en secreto durante siglos, el Hagakure fue el libro de cabecera de Yukio Mishima.

He descubierto que la vía del Samurai reside en la muerte. Durante una crisis, cuando existen tantas posibilidades de vida como de muerte, debemos escoger la muerte. No hay en ello nada difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos dicen que morir sin haber acabado su misión es morir en vano. Este razonamiento es el que sostienen los mercaderes hinchados de orgullo que merodean por Osaka; no es más
que un razonamiento sofisticado a la vez que una imitación caricaturesca de la ética de los Samurais.


Hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades de vivir o de morir se equilibran, es casi imposible. Todos preferimos vivir y es muy natural que el ser humano encuentre siempre buenas razones para continuar viviendo. El que escoge vivir habiendo fracasado en su empeño, será despreciado y será a la vez un cobarde y un fracasado. El que muere después de haber fracasado, muere de una muerte fanática, que puede parecer inútil. Pero en cambio, no será deshonrado. Tal es la vía del Samurai. Para ser un Samurai perfecto es necesario prepararse a la muerte mañana y tarde e incluso durante todo el día. Cuando un Samurai está constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la maestría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor.

enero 06, 2011

De Bello Gallico (II)





   Manuscrito del siglo XIX (tomado de livius.org)

El relato

Los Comentarios a la guerra de las Galias no son una obra de carácter autobiográfico, ni tampoco unas memorias. Cæsar se presenta como el procónsul capaz de cumplir con su deber, respetuoso con el Senado y la legalidad republicana. Necesitaba demostrar que había actuado en todo momento conforme a la voluntad del Senado. Así, oculto tras la aparente objetividad de un memorándum militar, Cæsar forja su leyenda: su resistencia física, su capacidad para adaptarse a los rigores de la guerra, su camaradería, sus dotes conjugando a la perfección audacia y reflexión, sus habilidades diplomáticas, le permiten, en definitiva, conformar la imagen de un líder carismático e irresistible. ¿Ahora bien, quiere decir esto que la obra de Cæsar es poco menos que un folleto propagandístico, una sarta de falsedades? Algunos autores, así lo creen, pero el magistral estudio de Rambaud sobre los procedimientos de deformación histórica empleados por Cæsar ha puesto las cosas en su sitio: deformar la verdad no es mentir, sino presentar los hechos de una forma ventajosa. Es lo que hacen los abogados y lo que enseña la retórica: la narratio debe operar según el principio de lo verisimilis, presentando los hechos “tal y como han pasado o tal como han podido pasar”. En Roma, la historia no era más que un opus oratorium maxime, en palabras de Cicero. Cæsar ha recurrido a una gran variedad de expedientes que Rambaud recoge: opera una cuidadosa selección de las cuestiones que va a tratar; silencio u omite elementos desfavorables; utiliza técnicas de exageración y de atenuación; recurre a las causas psicológicas y morales para justificar derrotas y fracasos; se muestra especialmente generosos en elogios hacia ciertos adversarios para poner de relieve sus propios éxitos; utiliza las digresiones para dar apariencia de objetividad, so capa de satisfacer la curiosidad de los lectores por lo exótico; manipula la concepción del tiempo y del espacio; deniega ciertas responsabilidades, y se atribuye otras que no le corresponden… Otros procedimientos son más técnicos: el nombre “Cæsar ” se repite constantemente, hasta el punto de hacer de él un deus ex machina; cuando las cosas salen mal, el uso recurrente del pronombre le permite evadir toda responsabilidad; las subordinadas, especialmente las concesivas, sirven, por el contrario, para poner de relieve su constancia y perseverancia; coloca los elementos en las oraciones de tal forma que el lector llegue convencido al final de la frase; las repeticiones hacen que pasen por evidentes afirmaciones no probadas (como la celeritas de Cæsar). Para Martin: “De estas razones largamente explicadas en sus informes periódicos al Senado ha nacido la idea y la base del Bellum Gallicum, compendio justificativo de la acción de Cæsar en el momento en que éste pensaba volver finalmente a las actividades cívicas, a su carrera política.”

Redacción y Publicación


Hay dos líneas de pensamiento contrapuestas en este punto. Por un lado, están los autores que sostienen que la obra ha sido redactada en varias fases, bien al final de cada campaña (Reinach, Étienne), bien en diferentes momentos a lo largo de la guerra (Radin, Carcopino). Por otro lado, los que piensan que Cæsar ha compuesto la totalidad de la obra de una vez (Mommsen, Jullian, Rambaud, Martin, Cizek). Argumentan los segundos que Cæsar pudo adelantar de manera notable este trabajo gracias a su rica documentación. Así, lo único que habría precisado una redacción de última hora serían las partes literarias. En cuanto al momento de la redacción, si se acepta que ésta es única, parece que la fecha más aceptable es el invierno del 52-51 a.C. Según Rambaud, Cæsar ha compuesto la obra en Bibracte, poco antes de bajar a la Cisalpina para preparar su regreso: “Hay que imaginarse a Cæsar en el largo, gris y frío invierno nórdico, en Bibracte, dictando los Comentarios a sus escribas, inclinados sobre la luz amarillenta de las lámparas de aceite, con voz firme y nerviosa, a medida que se le iban pasando los informes que previamente había hecho ajustar a un modelo, ordenados según su plan de conjunto.” La obra habría sido publicada en los primeros meses del año 51. En la guerra que se avecinaba, Cæsar sabía que era muy importante ganarse a la opinión pública, sobre todo a la que tiene influencia, peso político y cultura suficiente para leer y apreciar lo que lee: los senadores, los caballeros, los ciudadanos de las clases censitarias superiores… los que tienen voto, en suma, los boni viri de Cicero. Queda pendiente, por otro lado, la cuestión del libro VIII. Queda claro que Cæsar no tuvo tiempo material de elaborarlo y, aunque recientemente un investigador de la talla de Canfora ha negado enfáticamente que Aulus Hirtius fuese su autor, la mayoría de los estudiosos se inclinan por atribuirle a él su composición. A instancias de su amigo Lucio Cornelius Balbus Maior, Aulus Hirtius ha acometido la redacción de este libro, insertándolo a modo de eslabón entre el séptimo de los dedicados a la guerra de las Galias y el primero del Bellum Civile.

Representación artística de Bribacte, capital del pueblo celta Eduos (tomado de ancient-celts.com)

El género

Es muy posible que Cæsar haya intentado conformar una serie única de commentarii, que llevaría por título general el de C. Iulii Caesaris commentarii rerum gestarum, con un subtítulo Bellum Gallicum para la obra que nos ocupa. La elección del término commentarii es reveladora: nos dice que nuestro autor no ha pretendido, en modo alguno, componer una obra de historiografía, por más que presente no pocos puntos de contacto con ésta. El commentarius, en términos literarios, es una recopilación de material en la que su autor pone de relieve los hechos y acciones más importantes de su vida a fin de ofrecer a eventuales y posteriores historiadores los elementos sobre los cuales se podrán apoyar para componer una obra propiamente histórica. Dicho de otro modo, el autor de commentarii se propone prevenir cualquier interpretación despectiva de su obra aleccionando a los historiadores futuros sobre “su” verdad. Que Cæsar no pretende escribir una obra histórica lo prueban evidencias tales como la ausencia de un prefacio y de una conclusión, la renuncia a proporcionar información retrospectiva que permita contextualizar el relato, la desaparición del autor o la nula presencia de los ornamentos del discurso. Es posible que con el paso del tiempo, conforme avanzaba la redacción, Cæsar se haya vuelto más ambicioso, intentado embellecer su relato, en la medida de lo posible, con estos otros elementos que toma prestados de las obras de historia.

Lengua y estilo

Los Comentarios a la guerra de las Galias fueron reconocidos como obra maestra ya en la Antigüedad. Su estilo es simple, elegante, como corresponde a un autor para el que escribir bien era algo natural: el resultado es un relato preciso, sobrio y claro. El estilo de Cæsar es más demostrativo que dramático: está más interesado en instruir (docere) que en conmover o seducir a los lectores (movere). En general sus preferencias estilísticas se decantan por el aticismo más puro, caracterizado, según Quintiliano, por su concisión, sencillez y elegancia. En busca del purismo, se evitan los arcaísmos, los neologismos, las palabras con connotaciones poéticas, el lenguaje técnico y los términos inusuales. Se trata de utilizar la palabra justa (verbum proprium). No obstante, Cæsar emplea aliteraciones, repeticiones de ciertas palabras, anáforas, gradaciones, incluso una cierta variación léxica a través de los sinónimos. Cæsar hace un uso abundante de los participios, una innovación que le sirve para ganar en concisión a la hora de expresarse. También son frecuentes los ablativos absolutos aportando claridad y precisión al relato. Por categorías, priman los verbos y los sustantivos: lo que importa es atenerse a lo esencial del mensaje. Los adjetivos, menos frecuentes, se emplean sobre todo para expresar ciertos matices particulares, como la reprobación y la admiración. En el nivel de la oración, Cæsar alterna períodos largos para dar explicaciones o reflexionar y los períodos breves para acontecimientos precipitados y acciones rápidas.

Críticas

Tras el segundo año de campaña, muchas de las tribus hostiles habían sido derrotadas y gran parte de la Galia estaba de una u otra forma bajo control romano. Llegado este momento, cualquier amenaza a la provincia, o a la propia Roma, era como mínimo bastante dudosa. El libro también pudo haber pretendido dar una respuesta a los oponentes políticos de Cæsar, quienes cuestionaban la necesidad real de esta guerra tan costosa, en aquella época una de las más caras de la historia romana. Muchas de las razones proporcionadas claramente abusaban de la credulidad de sus lectores. Por ejemplo, sus razones para invadir Britania se resumían en señalar que mientras luchaba en el noroeste de la Galia, mercenarios procedentes de la isla de Gran Bretaña solían ayudar a los ejércitos locales.

Mapa de las calzadas romanas de Britannia (tomada de wikipedia.com)

Influencia 

Uso educativo 
El libro es frecuentemente loado por la claridad y pureza del latín. Tradicionalmente era el primer libro auténtico que los estudiantes de latín debían estudiar, así como la Anábasis de Jenofonte lo era para estudiantes de griego. Ambos eran relatos autobiográficos de aventura militar relatada en tercera persona. El estilo es simple y elegante, esencial y no retórico, seco como una crónica pero con muchos detalles y empleando numerosos recursos estilísticos para promover los intereses políticos de Cæsar.

Edición moderna del Anábasis de Jenofonte (tomada de amigosdequedecosasii.blogspot.com)

Los libros son también valiosos por muchos hechos históricos y geográficos (Gallia est omnis divisa in partes tres...) que se detallan en la obra. Capítulos destacados son aquellos que describen los trajes de los galos (VI, 13), su religión (VI, 17), una comparación entre los galos y los pueblos germanos (VI, 24) y otras notas curiosas, como la falta de interés de los germanos por la agricultura (VI, 22).

Asimismo, Cæsar es considerado por esta obra como el inventor del libro encuadernado, formato que supuso un cambio radical, haciendo que leer fuera considerablemente más cómodo.
 
Astérix
Puesto que Cæsar es uno de los personajes en los álbumes de Astérix y Obélix, René Goscinny incluía chistes para los escolares franceses que tenían los Comentarios como libro de texto. Un ejemplo es que Cæsar habla de sí mismo en tercera persona en estos libros.

Asterix y Obelix versus Cæsar (tomado de asterix.co.nz)
 
Voreno y Pulón
En el Libro V, capítulo 44 de los Comentarios, se menciona a Lucius Vorenus y Titus Pullo, dos centuriones romanos de la Legión XI. La serie de televisión de 2005 Roma da un relato novelado del auge y caída de Cæsar, con Kevin McKidd como Lucius Vorenus y Ray Stevenson como Titus Pullo.

Lucius Vorenus y Titus Pullo en una de las escenas de la serie Roma de HBO (tomada de daniellebrazil.blogspot.com)

tomado y editado de Wikipedia.com

enero 05, 2011

De Bello Gallico (I)

(tomado y editado de Wikipedia.com)

Antigua versión de Los Comentarios de la Guerra de las Galias (tomado de luduslitterarius.net)

Los Comentarios a la guerra de las Galias (Commentarii de Bello Gallico o, abreviadamente, De Bello Gallico) es una obra de Ivlivs Cæsar redactada en tercera persona. En ella Cæsar describe las batallas e intrigas que tuvieron lugar en los nueve años que pasó luchando contra ejércitos locales que se oponían a la dominación romana en la Galia (del 58 al 50 a.C.).
El título en latín, literalmente Comentarios a la guerra de las Galias, es a menudo conservado en las traducciones del libro, y el título también se traduce como "Sobre la guerra de las Galias", "De la guerra de las Galias", "La conquista de las Galias" y "La guerra de las Galias".
Versión moderna de Los Comentarios de la Guerra de las Galias (tomado de comunaliteraria.cl).

Los Libros

El Libro I recoge las campañas del año 58 contra los helvecios y los germanos. El propósito central de Cæsar era la justificación para ambos conflictos, que no era otra que la defensa de la  provincia Narbonense y de otros pueblos aliados. Aparentemente, Cæsar no tenía previsto el conflicto contra los helvecios, pero supo aprovechar la oportunidad. Afirmaba que no se podía tolerar que éstos se establecieran en un territorio tan próximo a la provincia Narbonense, el de los sántonos, por más que habitasen a ¡más de doscientos kilómetros de la provincia! Para la mentalidad romana era motivo más que suficiente. Dos rápidas acciones le bastaron para destrozar al ejército helvecio y obligarles a rendirse. Cæsar los devolvió a su territorio original para que siguieran actuando como dique de contención frente a la presión  de las tribus germanas. Una llamada de auxilio del heduo Diviciacus, amigo fiel de Roma, permitió enlazar una campaña con otra. Las luchas por la supremacía en la Galia habían aupado al mayor escalafón al germano Ariovistus, que rápidamente había sometido a  tribus aliadas romanas (arvernos y sécuanos) y a tribus enemigas (heduos), y ahora amenazaba con desestabilizar toda la Galia. Seguramente existió entonces un exceso de dramatismo, pero cierto es que Cæsar reconoció como grave el problema de Ariovistus, a quien un año antes no había tenido problema de nombrar con el título de amigo y aliado del Pueblo Romano. Sea como fuere, Cæsar respondió presto a la llamada de Diviciacus y, en una batalla memorable, obligó a los germanos a cruzar de nuevo el Rin. Antes de la batalla final, Cæsar hubo de hacer frente a una grave crisis: su ejército se encontraba atenazado por el miedo que provocaban aquellos bárbaros. Sus habilidades oratorias le sirvieron para salir airoso del paso. No obstante, en el relato, cargó contundentemente contra los jóvenes aristócratas que formaban su séquito y, en contraposición, alabó a oficiales y soldados, perfilando la imagen de ejército que quería.
Esquema de la batalla con Ariovistus (tomado de forumromanum.org)
El Libro II está consagrado a la campaña contra los belgas (57 a.C.). En cierto modo, forma una unidad con el tercero, toda vez que ambos relatan la generalización de la guerra hasta la pacificación aparente. No obstante, hay diferencias sustanciales: este libro se encuentra centrado por completo en la figura de Cæsar, en tanto que el tercero el general comparte el protagonismo con sus lugartenientes, debido a la multiplicación de los frentes. Al disponer que sus tropas invernasen en mitad de la Galia, el procónsul estaba dando a entender que había llegado para quedarse. La formación de una coalición belga contra él se hizo inevitable, y una vez más Cæsar precipitó los acontecimientos: penetró en territorio belga e hizo cundir el pánico. Sólo hubo de vencer la resistencia tenaz de los nervios, a los que diezmó, y de los atuátucos, que pagaron muy caro su intento de engañarle. Entretanto, el hijo menor de Marcvs Licinivs Crassvs se encargaba de la costa oeste. Concluida la campaña contra los belovacos, Cæsar despachó a Roma un despacho triunfalista y exagerado: la Galia estaba pacificada. Esto le valió una supplicatio de quince días, un honor nunca concedido hasta entonces. Sabía que la información podría ser precipitada, pero se aseguraba su continuación en el campo de batalla galo pues cada nuevo estallido de violencia sería considerado como un acto de rebelión a Roma que debería ser castigado. La situación en Roma no era menos importante. En el curso de este año se había producido un acercamiento de Cnaevs Pompeivs Magnvs y sus adversarios políticos, que habían recrudecido sus ataques contra la legislación cesariana. Cæsar maniobró con presteza, entrevistándose primero con Crassvs en Rávena e, inmediatamente después, concertando una reunión con ambos y Pompeivs en Luca. De resultas de ésta, se reforzó la coalición:  Pompeivs y Crassvs serían cónsules en el 55, tras lo cual el primero recibiría las dos provincias hispanas por cinco años y el segundo obtendría Siria, en tanto que a Cæsar se le renovaba su mandato en la Galia por otros cinco años (con la cláusula adicional de que no se podría plantear la asignación de sus provincias hasta el 1 de marzo del año 50).

Primer Triunvirato de la Historia Romana (tomado de septimobasicoab.blogspot.com)

El Libro III desplaza el teatro de operaciones al oeste, donde se desarrollaban las luchas contra los vénetos y otros pueblos del noroeste, al tiempo que se consolidaba la Aquitania. Fue un año denso en acontecimientos, pero parece que Cæsar, obsesionado con brillar en solitario, escatimó méritos a sus legados debido a la excepcional brevedad del texto. Incluso se llega a producir en el lector la impresión de que era él, desde la lejanía, quien ganaba las batallas. Una vez pacificada la Galia, las miras estaban puestas en Britania. Con este fin, Cæsar dispuso que sus tropas invernasen en el oeste.
El Libro IV se ocupa de la guerra contra los usípetes y los téncteros, y de dos breves incursiones: una al otro lado del Rin y la segunda al sur de Britania (55 a.C.). El conflicto con los dos pueblos transrenanos se debió a un efecto en cadena: cuando Cæsar expulsa de la Galia a los suevos de Arivistus, éstos desplazaron a su vez a usípetes y téncteros, que hicieron el camino inverso, aprovechando la debilidad de los pueblos galos. La alarma de Cæsar estaba justificada: los invasores disponían de un nutrido ejército, con una formidable caballería de asalto y además podrían provocar la insurrección de toda la Galia. Cæsar sofocó primero los conatos de sublevación y después marchó contra los dos pueblos, a los que infligió una severísima derrota. Hubo tal masacre que Marcus Porcius Cato no dudó en aprovechar la ocasión para solicitar que Cæsar fuese entregado a los germanos por haber violado el derecho de gentes, impidiendo que estos pueblos solicitasen asilo en la Galia. Sin dilación, Cæsar decidió cruzar el Rin. Quizá quiso emular a Pompeivs adentrándose en terra incognita, pero la expedición resultó poco gloriosa: dieciocho días merodeando por tierras de los sugambros, saqueando y destruyendo, pero sin entrar en combate con el grueso de las tropas germanas. Concluido esto, Cæsar dispuso una nueva expedición a Britania. Según él, de suelo britano llegaban refuerzos a los galos, así que utilizó su “derecho de persecución”. Sin embargo, la expedición estaba mal preparada (pese a sus esfuerzos por disimularlo) y apenas hubo logros militares que reseñar; las riquezas que se esperaban encontrar en la isla no aparecieron. A pesar de la desilusión, Cæsar consiguió una nueva supplicatio: no en vano, era el primer romano en cruzar dos fronteras míticas, el Rin y el Canal de la Mancha.
Mapa de la campaña del 55 a.C. (tomado de forumromanum.org)
El Libro V presenta dos partes contrapuestas: los veintitrés capítulos iniciales están dedicados a la segunda expedición a Britania, y los treinta y tres restantes se ocupan de las revueltas en el nordeste de la Galia. A decir verdad, el segundo grupo corresponde al invierno del 54-53 a.C., con lo que el libro V, correspondiente a los hechos del 54 a.C., y hubiera debido acabar en el capítulo veinticuatro. En Britania, el plan de Cæsar consistía en conquistar la parte más cercana a la Galia (Kent y, posiblemente, Cornualles). Sin embargo, la expedición se saldó con un nuevo fracasó. Las razones eran variadas: la campaña se había iniciado con mucho retraso, sobre su ejército se había abatido una serie de calamidades y, lo más importante, la estrategia de hostigamiento del jefe enemigo Casivellaunus acabó por dejarle en una situación comprometida. En los primeros días de septiembre, apenas tres semanas de su llegada, las tropas volvieron a embarcar. Por si no fuera suficiente este fracaso, durante el invierno estalló una revuelta en torno a los campamentos que Cæsar había ubicado en el centro y nordeste de la Galia. El levantamiento obedecía a varios factores: las élites locales impuestas por Cæsar estaban pasándose al bando enemigo, muchos pueblos sentían amenazada su propia existencia con la agresiva política de Cæsar y, en último lugar aunque no menos importante, los druidas se habían decidido a intervenir, quizá en respuesta a la intromisión de Cæsar en suelo britano, centro del culto druídico. El plan estaba bien pensado y podía poner en graves aprietos a las legiones, aisladas unas de otras. Cæsar no permite apreciar en su relato con claridad la secuencia cronológica, ya que se ha centrado en la suerte dispar de dos de sus legiones: una legión y media, acampada en territorio de los eburones, fue totalmente exterminada por éstos, bajo el mando de Ambíorix; en cambio, la legión estacionada en territorio de los nervios, mandado por Quintus Tullius Cicero, logró resistir hasta su llegada. Tras esto, el libro se cierra con la victoria de Titus Atius Labienus sobre los tréveros, un broche optimista para concluir un libro plagado de malas noticias. De hecho, tras declararla pacificada, Cæsar pasó el invierno en la Galia y se vio en la necesidad de reclutar dos nuevas legiones en el norte de Italia, además de pedir una a Pompeivs, lo que elevó la suma a un total de diez, en torno a cincuenta mil hombres.

Mapa de la campaña del 54 a.C. (tomado de commons.wikimedia.org)

El Libro VI recoge las intensas actividades del año 53 a.C.: operaciones de sometimiento a diversas tribus galas, segunda expedición al otro lado del Rin, persecución de Ambíorix y exterminio de los eburones. Sin embargo, es uno de los más breves. Ello se debe a que Cæsar no estaba dispuesto a ofrecer como único logro de este año una larga y monótona lista de pueblos pacificados que nunca terminaban de someterse. En consecuencia, optó por una larga digresión que ocupa el cuarenta por ciento del libro: este tipo de descripciones etnográficas llamaban poderosamente la atención de los lectores de la época. El segundo paso del Rin no tenía, en palabras de Cæsar, otro propósito que el de hacer una demostración de fuerza a los suevos y a los ubios, aunque algunos autores modernos sospechan de que aquél había concebido grandes planes de conquista para Germania. Sea como fuere, al retirarse los suevos dio por concluida, acertadamente, la aventura germana. De vuelta a la Galia, concentró sus esfuerzos en la figura de Ambíorix, e intentando poner a su propio pueblo en contra desató una campaña de exterminio que prácticamente hizo desaparecer a los eburones de la Historia. Cæsar “inventó” el Rin como frontera natural entre galos y germanos o, lo que era lo mismo a sus ojos, entre pueblos en vías de civilización y simples bárbaros. En realidad, a ambos lados del río se estaba desarrollando una cultura única, la de los celtas de La Tène. Se trataba de justificar la conquista de la Galia como algo necesario: allí había una cultura en formación que debía ser incorporada al mundo romano, salvándola de la agresión germana. Para una parte de la sociedad, los bárbaros no podían ser asimilados y, por tanto, se desaconsejaba su conquista. Durante el invierno, en el norte de Italia, Cæsar se vio obligado a reconducir la situación en Roma: las muertes de Ivliva y Crassvs y el asesinato de Publius Clodius Pulcher habían resquebrajado su alianza con Pompeivs, ahora más cercano a sus oponentes políticos. Mientras en la Galia la rebelión parecía más que evidente, la ruptura con Pompeivs fue total.

 
Ilustración de Ambiorix (tomado de users.telenet.be)

El Libro VII narra el enfrentamiento casi épico entre Cæsar y Vercingetorix (52 a.C.). La nueva y definitiva revuelta se inició en Cénabo, con la matanza de los comerciantes romanos afincados en la plaza. Al frente de la rebelión, posiblemente organizada por los druidas, se encontraba Vercingetorix, un líder con grandes dotes diplomáticas y militares. Cæsar tuvo que asegurar primero la defensa de la provincia Narbonense, amenazada a lo largo de toda la frontera pero, al mismo tiempo, debía impedir que sus legiones fueran aniquiladas. Existía una buena estrategia gala, pero fracasó y Cæsar se apresuró hacia Agedinco, dando un rodeo por el este que no esperaban sus enemigos. De esta manera, reunió en la plaza a dos legiones y esperó a las restantes. Todo ocurrió tan deprisa que Vercingetorix tuvo que recurrir a la estrategia de tierra quemada, pero aún así no evitó la toma de Cæsar de la ciudad de Avárico, que le procuró una ingente cantidad de provisiones. El asedio de la plaza exasperó a sus soldados: tal es, al menos, la justificación esgrimida por Cæsar por la matanza de sus habitantes. Ya a la ofensiva, el siguiente paso lo dio Cæsar en Gergovia y constituyó el primer gran fracaso en suelo galo, aunque su relato apenas lo deje traslucir: todas las culpas recaen en la indisciplina y presunción de sus soldados. Las consecuencias de la derrota fueron importantes: Cæsar emprendió el camino de vuelta a la Narbonense perseguido por la gran coalición gala y sus antiguos socios, los heduos. Vercingetorix cayó sobre el ejército pero sufrió una destacable derrota, propiciada principalmente por la caballería y la infantería ligera que Cæsar había hecho traer desde el otro lado del Rin. Ahora eran los galos los que se veían obligados a huir. Vercingetorix se dirigió a Alesia, donde tendría lugar la batalla final. Se ha pensado que Alesia era en realidad una trampa tendida a Cæsar que tenía como objetivo atraparle entre el ejército de Vercingetorix en la plaza y el proveniente del exterior. Si falló fue por la tardanza de este último. Por contra, algunos creen que fue todo lo contrario: Cæsar simuló su retirada a la Narbonense para después obligar a los galos a retroceder hasta Alesia, donde les atraparía en una ratonera. Y así fue: Cæsar rodeó la plaza con un doble sistema de fortificaciones que le permitió mantener el asedio y rechazar al tiempo cualquier agresión del exterior. Hasta tres ataques lanzaron los galos a ambos lados de la empalizada, pero los romanos, con sufridísimos apuros, salieron ilesos . Las tropas de refuerzo galas se dispersaron y dejaron a su suerte a Vercingetorix. Éste evitó una nueva masacre entregándose en persona a finales del 52 a.C.

Mapa de la campaña en Alesia ( tomada de forumromanum.org)

El relato de Cæsar acaba bruscamente en este punto, sin ninguna conclusión final y tampoco insertando el contrapunto adecuado a la breve introducción del libro I. Hay, de hecho, un Libro  VIII, que se ocupa de las campañas del 51 a.C. contra los carnutes y los belóvacos. Su autor, Aulus Hirtius, disponía como “jefe de la secretaría” de Cæsar de suficiente documentación para llevar a cabo la tarea, además de informes remitidos por Cæsar y de otros más. Se afirma en su comienzo que toda la Galia estaba sometida y en su final que Cæsar lo había conseguido combinando rigor y benevolencia, premios y castigos. Persistían, no obstante, algunos focos de resistencia. El más importante de ellos, Uxellodunum, sufrió un castigo terrible por retardar la pacificación total hasta el año 50, momento en que Cæsar podía verse desposeído de sus poderes. Al cabo de aquellos ocho años de guerras, Cæsar había logrado, en palabras de Jehne: “su consagración como fenómeno excepcional”. “Como tantas otras veces en su vida, también ahora se encaminaba hacia una decisión en la que se jugaba el todo por el todo: o se convertía en cónsul y, previsiblemente, en el hombre más poderoso del Imperio Romano, o sería ignominiosamente expulsado de la clase dirigente y tendría que esperar el fin de sus días en cualquier rincón del Imperio. La lucha entre Cæsar y sus adversarios estaba llegando al punto decisivo.” La guerra civil estaba a punto de llegar.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...