Hoy comenzaban las Ceriales, fiestas en honor a la diosa Ceres en las que se agradecía por la invención de la agricultura.
Diosa Ceres, estatua sedente realizada en mármol hacia el siglo I d.C. Se encuentra en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, España. Existe una copia en la fachada del Teatro Romano de la misma ciudad (Wikipedia.com)
Mitología.
En la cultura latina, Ceres es la diosa de la tierra y de la agricultura, una de las divinidades más importantes del panteón griego y romano. Enseñó a los hombres el arte de cultivar la tierra, de sembrar, recoger
el trigo y elaborar pan, lo que hizo que fuese considerada diosa de la
agricultura.
Ceres era hija de Saturno y Ops, hermana de Júpiter, madre de Proserpina y hermana de Juno, Vesta, Neptuno y Plutón. Su hermano Júpiter, prendado de su belleza, engendró con ella a Proserpina (asimilada a Perséfone
en la mitología griega). También Neptuno se enamoró de ella, y para
escapar de éste Ceres se transformó en yegua, pero el dios se dio cuenta
y se transformó a su vez en caballo, siendo así Ceres madre del caballo
Arión.
Se le recuerda sobre todo en el episodio del rapto de su hija Proserpina por el dios de los infiernos, Plutón, en que se convirtió en su esposa. Después de haberla buscado incansablemente, Ceres conoce por medio del Sol la verdad. Ceres se llevó tal disgusto con la desaparición de su hija que descuidó la tierra y todas las plantas se secaron. Intervino Zeus en el asunto y obligó a su hermano Hades a que devolviese a Proserpina al mundo exterior. Hades aceptó, pero antes quiso que Proserpina comiera un grano de granada, el alimento de los muertos. Al comer aquello se vio obligada a regresar cada año. Durante la larga búsqueda de su hija, Ceres se detiene a descansar en las proximidades de una casa y una anciana le ofrece de beber. Para aliviar la sed, la diosa bebe con una gran avidez, por lo cual el hijo de la anciana, Ascábalo, se ríe de ella, acusándola de avidez. En relación con este episodio, la diosa se representa a la entrada de una casa con una copa en la mano mientras el niño la señala riendo. Cuando Proserpina salía al mundo exterior, la tierra sonreía y florecía, renacían las plantas, los cereales y las flores. En otras palabras, llegaba la primavera. Pero Proserpina tenía que regresar de nuevo al lado de Hades y otra vez la tierra se veía desolada con la muerte de la vegetación, llegaba el invierno, que no era otra cosa que la manifestación anual del dolor de Ceres al perder a su hija.
Culto.
Los romanos adoptaron a Ceres en 496 a. C. durante una devastadora hambruna, cuando los Libros Sibilinos aconsejaron la adopción de su equivalente griega Deméter, junto con Perséfone y Yaco (mediador entre las diosas eleusinas y Dioniso). Ceres era personificada y honrada por las mujeres con rituales secretos en las fiestas de Ambarvalia,
celebradas en mayo con procesiones en las que las romanas vestían el
blanco propio de los hombres, quienes eran simples espectadores. Se
creía que estas fiestas, para agradar a la diosa, no debían ser
celebradas por gente de luto, razón por la que no se celebraron el año de la batalla de Cannas.
El culto a Ceres pasó a estar especialmente relacionado con las clases plebeyas,
que dominaban el comercio de grano. Se sabe poco de los rituales de
este culto, siendo una de las pocas costumbres que fueron registradas la
peculiar práctica de atar ascuas ardiendo a las colas de zorros que
entonces se soltaban en el Circo Máximo. Los habitantes de Sicilia, vecinos del volcán Etna,
conmemoraban anualmente la salida de Ceres a sus largos viajes
corriendo por la noche con antorchas encendidas y dando grandes gritos.
Diosa Ceres en Los Quintanares de Rioseco de Soria (Soriaymásnoticias.wordpress.com)
Así que saquen la leche, la miel y el vino y ofrezcanselos a Ceres!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario